domingo, 4 de diciembre de 2016

Te extraño, niña mía [Por Aitziber Moriones]



Te extraño, niña mía


El reloj de mi habitación marca las tres. “Tic tac” hace el segundero. Vueltas interminables dan las agujas. Parece que no se mueven, pero no paran. No paran de girar y girar. Segundos, minutos, horas… Y yo estoy aquí, esperando a que llegue ese momento, ese día, ese instante en el que te veré de nuevo, niña mía.


Te extraño. Tantas ganas tengo de encontrarte como ganas tengo de volver a ser la niña que fui en aquel momento tan feliz de mi vida.

Aquel momento en el que lo más importante para mí era reír y reír sin límite alguno., sin preocupación por los demás. Con el amor que transmitía esa mirada eternamente transparente. Esa sonrisa sincera y deslumbrante. Esa paz interior que solo transmitías tú, la niña de mis ojos.
El tiempo pasa, lo sé. Las agujas no paran de girar y girar, de dar vueltas interminables. El segundero no se cansa de decir “tic tac”, nunca se cansará.

Y yo no me canso de esperar. Esperar a que de mí salga mi niña, a la que tanto extraño. Quiero que despierte para hacer de mí su madre, cuidándola y sintiendo ese amor incondicional. El verdadero amor.



Artículo escrito por Aitziber Moreones

No hay comentarios:

Publicar un comentario