jueves, 27 de octubre de 2016

El vecino odiado del barrio [Por Inès Rodríguez]



El vecino odiado del barrio




Desde hace varios años, el número de inmigrantes llegando a las puertas de Europa crece.  
Tal como un vecino apático, paranoico, miedoso del contacto humano y solitario infundado, el Viejo Continente se vuelve sordo cuando llaman al timbre. Con su miedo, mira a través de las cortinas y ve a un grupo de personas distintas, entre ellas y sobre todo a él. Llaman a la puerta, con intensidad, con voluntad, en búsqueda de alguna ayuda. Esas personas pensaban conocer a este vecino grande y poderoso. Iban muchas veces a instalarse a sus países de origen con la (buena y falsa) intención de ayudarles y echarles una mano para que sus casas sean llenas de recursos, seguridad, derechos y libertades. 


Viendo la situación peligrosa y desastrosa en sus tierras, los visitantes decidieron ir a pedir ayuda a las tierras de este vecino. Atravesando más y más países, pensaban: nos costará llegar hasta Europa, pero una vez allí, estaremos a salvo. Pero el vecino logró contaminar al resto de la comunidad con sus palabras xenófobas, racistas y sexistas.  Les deniega todo. Les deniega entrar. Les deniega pedir ayuda. Les deniega la palabra. Les deniega la voluntad y la esperanza. Les deniega la vida decente. Les deniega los derechos y libertades que prometieron darles cuando llego sin previo aviso en sus tierras. Les deniega sus historias. 

Pasó siglos destruyendo las casas de los que ahora vienen a pedir ayuda por no poder reconstruirlas. Además de sordo, se hace también ciego y amnésico, rechazando acogerles cuando es de su responsabilidad. Ese vecino es cobarde e interesado. Y muchos, por contar únicamente con sus palabras y la de los medios de comunicación, toman la misma postura. 

Pero es la hora de sembrar semillas de humanidad, responsabilidad, acogida y tender la mano a esas personas, inmigrantes forzados y refugiados. No sabéis lo mucho que podéis aprender de ellos. Haced florecer la apertura y haced callar ese Viejo tan ruidoso y odiable que habla sin saber. Regalad una sonrisa y una bienvenida, así se construye una comunidad fuerte y unida. 

Artículo escrito por Inès Rodríguez.

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